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En un pequeño pueblo rodeado de campos de lavanda, vivía una joven llamada Clara. Clara era conocida por su belleza serena y su piel impecable, pero pocos sabían que su secreto era un tónico de lavanda especial, hecho con hidrolato de lavanda y aceite de ricino. Este tónico no solo refrescaba y calmaba su piel, sino que también tenía un efecto regenerador y antiséptico.
Cada mañana, Clara salía a los campos de lavanda para recoger las flores más frescas. Con cuidado, destilaba el hidrolato de lavanda, mezclándolo con aceite de ricino obtenido de las semillas prensadas en frío. La lavanda, con su aroma embriagador, no solo purificaba su piel, sino que también ayudaba a recuperar su firmeza, mejoraba la circulación y oxigenaba y nutría las células de su piel.
La lavanda tenía una magia especial; podía eliminar el estrés y la hinchazón, dos grandes causas de las arrugas. Gracias a su capacidad para restaurar los tejidos dañados o envejecidos, el hidrolato de lavanda se convirtió en el mejor aliado de Clara para tonificar su piel antes de aplicar su crema hidratante facial.
Pero la magia de la lavanda no se detenía ahí. También regulaba las pieles grasas, refrescaba y estimulaba la cicatrización de heridas o marcas en cualquier fase de infección de la piel. En el plano emocional, la lavanda era un bálsamo calmante, sedante y antidepresivo, ideal para tratar el insomnio, la ansiedad y los ataques de pánico.
El aceite de ricino, por otro lado, aportaba propiedades cicatrizantes, calmantes y antibacterianas. Clara sabía que este aceite podía reducir las manchas cutáneas, el acné y todo tipo de irritaciones, eccemas, dermatitis y erupciones. Cada noche, después de un día de trabajo en los campos, Clara aplicaba su tónico de lavanda, sintiendo cómo su piel se hidrataba y quedaba suave al tacto.
Un día, una viajera llamada Elena llegó al pueblo. Desesperada por encontrar un remedio para su piel irritada y su alma agitada, escuchó sobre el tónico mágico de Clara. Con esperanza, se acercó a Clara y le pidió ayuda. Clara, con su corazón generoso, le ofreció una botella de su preciado tónico y le enseñó cómo usarlo.
Esa noche, Elena siguió los pasos de Clara, aplicando el tónico de lavanda sobre su piel. La sensación refrescante y calmante del hidrolato de lavanda la envolvió, mientras el aceite de ricino comenzaba a trabajar su magia, cicatrizando y calmando su piel. Al despertar, Elena sintió una paz y una suavidad en su piel que no había experimentado en años.
Agradecida, Elena decidió quedarse en el pueblo, ayudando a Clara en los campos de lavanda y compartiendo el tónico mágico con más personas. Juntas, Clara y Elena difundieron la maravilla del tónico de lavanda, llevando calma, belleza y sanación a todos aquellos que lo necesitaban.
Y así, en aquel pequeño pueblo rodeado de campos de lavanda, la tradición del tónico mágico continuó, recordando a todos que la verdadera belleza y sanación vienen de la naturaleza y el cuidado amoroso.
Presentación: 60 ml, 125 ml o 300 ml
100% natural I Libre de químicos I Libre de parabenos I Libre de sulfatos I Vegano I Cruelty free I
Ingredients: Lavandula angustifolia Flower Water Sulfated Castor Oil Lavandula Officinalis Leaf Oil Dehydroacetic Acid, Benzyl Alcohol Indigofera Tinctoria Leaf Powder
$6.428,73
Precio final: $5.785,86
En un pequeño pueblo rodeado de campos de lavanda, vivía una joven llamada Clara. Clara era conocida por su belleza serena y su piel impecable, pero pocos sabían que su secreto era un tónico de lavanda especial, hecho con hidrolato de lavanda y aceite de ricino. Este tónico no solo refrescaba y calmaba su piel, sino que también tenía un efecto regenerador y antiséptico.
Cada mañana, Clara salía a los campos de lavanda para recoger las flores más frescas. Con cuidado, destilaba el hidrolato de lavanda, mezclándolo con aceite de ricino obtenido de las semillas prensadas en frío. La lavanda, con su aroma embriagador, no solo purificaba su piel, sino que también ayudaba a recuperar su firmeza, mejoraba la circulación y oxigenaba y nutría las células de su piel.
La lavanda tenía una magia especial; podía eliminar el estrés y la hinchazón, dos grandes causas de las arrugas. Gracias a su capacidad para restaurar los tejidos dañados o envejecidos, el hidrolato de lavanda se convirtió en el mejor aliado de Clara para tonificar su piel antes de aplicar su crema hidratante facial.
Pero la magia de la lavanda no se detenía ahí. También regulaba las pieles grasas, refrescaba y estimulaba la cicatrización de heridas o marcas en cualquier fase de infección de la piel. En el plano emocional, la lavanda era un bálsamo calmante, sedante y antidepresivo, ideal para tratar el insomnio, la ansiedad y los ataques de pánico.
El aceite de ricino, por otro lado, aportaba propiedades cicatrizantes, calmantes y antibacterianas. Clara sabía que este aceite podía reducir las manchas cutáneas, el acné y todo tipo de irritaciones, eccemas, dermatitis y erupciones. Cada noche, después de un día de trabajo en los campos, Clara aplicaba su tónico de lavanda, sintiendo cómo su piel se hidrataba y quedaba suave al tacto.
Un día, una viajera llamada Elena llegó al pueblo. Desesperada por encontrar un remedio para su piel irritada y su alma agitada, escuchó sobre el tónico mágico de Clara. Con esperanza, se acercó a Clara y le pidió ayuda. Clara, con su corazón generoso, le ofreció una botella de su preciado tónico y le enseñó cómo usarlo.
Esa noche, Elena siguió los pasos de Clara, aplicando el tónico de lavanda sobre su piel. La sensación refrescante y calmante del hidrolato de lavanda la envolvió, mientras el aceite de ricino comenzaba a trabajar su magia, cicatrizando y calmando su piel. Al despertar, Elena sintió una paz y una suavidad en su piel que no había experimentado en años.
Agradecida, Elena decidió quedarse en el pueblo, ayudando a Clara en los campos de lavanda y compartiendo el tónico mágico con más personas. Juntas, Clara y Elena difundieron la maravilla del tónico de lavanda, llevando calma, belleza y sanación a todos aquellos que lo necesitaban.
Y así, en aquel pequeño pueblo rodeado de campos de lavanda, la tradición del tónico mágico continuó, recordando a todos que la verdadera belleza y sanación vienen de la naturaleza y el cuidado amoroso.
Presentación: 60 ml, 125 ml o 300 ml
100% natural I Libre de químicos I Libre de parabenos I Libre de sulfatos I Vegano I Cruelty free I
Ingredients: Lavandula angustifolia Flower Water Sulfated Castor Oil Lavandula Officinalis Leaf Oil Dehydroacetic Acid, Benzyl Alcohol Indigofera Tinctoria Leaf Powder